Es muy común que no sepamos darnos el valor que merecemos, nos ponemos en un segundo lugar y vamos socavando nuestra autoestima. Es entonces cuando los “soy incapaz” o “no puedo” se hacen eco en nuestra vida y se convierten en una realidad.
De allí el poder de las palabras, cada afirmación equivale a visualizar un resultado. Y algo en lo que todos los líderes espirituales coinciden es que te conviertes en lo que piensas. No te pierdas el artworkículo sobre «te conviertes en lo que piensas».
Nuestras palabras tienen un gran poder y pueden tener un impacto significativo en las personas que nos rodean. Debemos ser conscientes de cómo las usamos y buscar formas de edificar y animar a los demás. Además, debemos ser sabios al hablar, escuchar antes de responder y controlar nuestras emociones.
Nos guste o no, la palabra es la forma más usada por los humanos para el acto de la comunicación. Además, es un intercambio que deja huella. ¿Quién de nosotros no recuerda alguna de esas frases que le ha causado un gran dolor o le ha alegrado el día?
Nuestras palabras tienen un poder increíble. Podemos elegir usar nuestras palabras para construir y edificar a los demás, o podemos usarlas para destruir y lastimar.
En Lucas 6:forty five, Jesús nos dice que «de la abundancia del corazón habla la boca». Esto significa que nuestras palabras son un reflejo de lo que hay en nuestro read more corazón.
¡No dejes pasar esta oportunidad de acercarte a la fe y fortalecer tu vida diaria con la palabra divina!
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento y fortaleza para aquellos que nos rodean, o pueden herir y destruir. Es importante recordar que nuestras palabras tienen el poder de cambiar la vida de las personas, ya sea para bien o para mal.
El poder de las palabras no debe subestimarse. Nuestras palabras tienen el poder de cambiar vidas, de sanar corazones y de transformar situaciones.
Recordemos siempre la importancia de buscar en la Palabra de Dios la guía y dirección para nuestras palabras y de someterlas al control del Espíritu Santo. Que nuestras palabras sean siempre una fuente de vida, edificación y sanidad para nosotros y para aquellos que nos rodean.
Recordemos siempre el poder de nuestras palabras y utilicémoslas sabiamente para glorificar a Dios y bendecir a quienes nos rodean.
Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras palabras para edificar y beneficiar a los demás, reflejando un corazón transformado por el amor y la gracia de Dios. Además, debemos utilizar nuestras palabras para dar razón de nuestra fe y comunicar el evangelio de manera clara y convincente.
Las famosas líneas del presidente John F. Kennedy «Elegimos ir a la luna» palabras que el presidente de los Estados Unidos dijo a una gran multitud en su esfuerzo por llegar a la Luna. El discurso fue pensado para persuadir al pueblo estadounidense de que apoyaran el programa Apollo.
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”